Sobre qué significa pertenecer a un equipo de Brazilian Jiu Jitsu


Familia y equipo son palabras que la mayoría de los practicantes de Brazilian Jiu Jitsu escuchamos desde que empezamos el viaje, tanto en boca de profesores como del resto de compañeros.

También está claro que es una de las cosas que conscientemente o no decide la elección de una academia o equipo y  la permanencia en ese grupo durante el largo camino que es el brazilian jiu jitsu.

En este artículo quiero comentar mis puntos de vista sobre este tema y plantear mis ideas sobre lo que para mi significar pertenecer a un equipo.

También sobre lo que un equipo debe ofrecer a la gente que lo integra o que quiere pertenecer a él.

Comencemos con lo último:

¿Qué debe aportar un equipo a sus miembros y a la gente que quiera formar parte de él.?

En este sentido lo primero que creo que debe aportar un equipo es seguridad, confianza y respeto por la individualidad de cada uno, y una verdadera aceptación tal y como es, independientemente de raza, sexo, y creencias ideológicas políticas o religiosas,

En segundo lugar debe aceptar los objetivos personales que han traído cada persona : mejora de la forma física, aprendizaje de un arte marcial, de un sistema de defensa personal o cualquier otro que sea.

En tercer lugar debe inspirar a cada persona que viene a continuar desde el primer día, a encontrar un espacio de expresión, aprendizaje y desarrollo, a la vez que de sacrificio y esfuerzo continuado.

Y este tercer punto conecta con lo que debe aportar cada persona que forma un equipo, porque si los miembros que conforman el grupo no se identifican con estos valores y actitudes difícilmente todo lo anterior será lo que sienta una persona que se acerca a probar el arte suave en un gimnasio.

En lo que sigue trataré las actitudes, valores y conducta que creo se deben tener cuando formamos parte de un equipo, cuando realmente nos involucramos y compartimos algo más que ejercicio físico y aprendizaje de técnicas marciales.

Y con esto quiero decir además que son las que espero de mis alumnos y que me esfuerzo en promover y transmitir en clase y a través de las relaciones dentro y fuera del tatami con cada uno de ellos.

Quiero decir además que son los valores y actitudes que tambien tengo en cuenta a la hora de graduar y reconocer la evolución de cada alumno, y que son un complemento obligatorio a la evolución técnica.

Pertenecer a un equipo debe significar...

Conocer al menos básicamente a la gente con la que compartes tatami posiblemente la vida entera. No conocer el nombre de un compañero o que hace en la vida después de un año de entreno no es un buen índice para hablar de familia o equipo.

Significa cuidar a los compañeros de entreno y no hacer prevalecer los objetivos propios sobre la salud del otro. Hacer daño por entrenar a muerte para una competición o para mostrar al profesor que se está mejorando.

Significa estar atento a lo que pasa a tu alrededor y saber quien se ha hecho daño al final de un entreno, porque de lo contrario significa que estamos demasiado metidos en nuestro mundo y objetivos.

Significa mostrar preocupación por esa persona que se ha hecho daño durante el entreno y estar al tanto de su evolución.

En medio de la era del Whatsapp resulta incomprensible que alguna gente esté pendiente cada uno de los mensajes que se publican en los grupos de amigos y no sea capaz de preguntar cómo ha evolucionado un compañero que se ha hecho daño el día anterior.

Pertenecer a un equipo significa reconocer que la evolución personal se debe en mucho al resto de compañeros del grupo, y ello debe ser reconocido en los momentos que toca como graduaciones y otros encuentros especiales.

Pertenecer a un equipo significa estar al tanto de los eventos especiales del resto de compañeros como cumpleaños, eventos familiares, nacimiento de un hijo, y otros.

Significa también despedirse y agradecer a la gente con la que compartimos un tiempo antes de abandonar un grupo de Whatsapp, decir gracias y reconocer lo que puedan haber aportado.

Está claro que para mucha gente todo este puede parecer un exceso y algunos dirán que no venimos al tatami a ser amigos de todo el mundo.

Respeto ese punto de vista pero creo entonces que no se puede hablar de pertenencia a un equipo y menos llamar a ese equipo familia.

No estoy hablando de que contemos nuestra vida íntima y personal a cada uno de los miembros de nuestro equipo sino de mostrar respeto y aprecio básico por la gente con la que compartes sangre sudor y lágrimas literalmente, muchas horas cada semana y que nos ayudan en nuestra evolución.

Creo que hacer de un equipo una verdadera familia es labor tanto de quien lo lidera como de sus miembros y en mi caso personal es una de las metas fundamentales cada día.

Que un grupo de gente que entrena bjj devenga un equipo es mucho más que practicar y repetir técnicas, que luchar y competir, que ganar medallas y sudar mucho.

Creo que su líder y sus miembros deben ser capaces de conocer los aspectos básicos de la vida de sus compañeros de equipo, de respetarles y animarles en lo bueno y lo malo, de estar pendiente de sus lesiones y logros, de sus bajones y largas ausencias para ayudarle y animarles a regresar.

Un grupo se convierte en equipo cuando sus miembros se aprecian y respetan, cuando se alegran de los resultados de cada uno y se cuidan mutuamente, cuando la gente que lo conforma es capaz de sentir por los momentos felices y tristes de los demás, cuando se dice gracias a los compañeros y a quien enseña y ayuda, desde el profesor hasta el compañero de menor graduación que empieza a mejorar.

Significa reconocer que todo logro y evolución tanto en graduación como en competición se debe al sacrificio personal pero también al grupo y a todos los que aportan a su aprendizaje y preparación.

En un camino sin fin y en el que mucha gente llega a compartir más tiempo con los compañeros de entreno que con amigos de toda la vida o familiares existen las posibilidades, experiencias y momentos para hacer nacer vínculos emocionales muy profundos y duraderos, y para poner a prueba esos lazos.

En una era de resquebrajamiento social, de ruptura de las instituciones y de los espacios de pertenencia me gusta soñar con la hermandad del brazilian jiu jitsu, donde la edad, el sexo, la forma física, la condición social y las creencias políticas y religiosas  no importan para compartir y crear vínculos emocionales y relaciones profundas y duraderas.

Una hermandad de respeto, aprecio, cuidado y ánimo compartido en la que encontrar motivación y apoyo y no solo actividad deportiva.

Me gusta soñar y luchar cada día por ese sueño en este proyecto de equipo que he lanzado pero me encanta ver que muchos otros equipos trabajan en esa misma dirección cada día. BJJ Brotherhood

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